Mi vecina es una col es una novela infantil de Ana Laura Ruiz Padilla con ilustraciones de Anabel Juste que nos cuenta una historia sorprendente sobre unos vecinos bastante peculiares.
Mi vecina huele a caca y repollo
Todo comienza con un olor. Un olor a caca y repollo. Y ese olor es lo que lleva a Brais a pensar que su vecina es una col. Pero no se queda ahí la ocurrencia. Brais quiere demostrar que tiene razón ya que si descubre el cotilleo más sorprendente del año, podrá elegir el destino de las próximas vacaciones junto a su madre. Así que sin pensarlo demasiado se pone manos a la obra para demostrar que su vecina es una col.
Florentina, Don Pimiento, Areca y Drácena
Al principio con algo de temor y más tarde con mucha curiosidad y con la ayuda de su amigo Damián, Brais logra establecer contacto con sus nuevos vecinos y lo que descubre es del todo menos normal. El olor a brócoli inunda la casa, pero es que la familia que vive allí es de lo más peculiar. El padre, aunque de aspecto corriente, parece que esconde algo y tanto la madre como las hijas tienen una apariencia inquietante: pálidas y con la piel como un garbanzo arrugado.
El secreto
Y es que, efectivamente, esta familia guarda un secreto. Un secreto sobre algo que ocurrió hace tiempo, sobre el dolor y sobre la aceptación. Brais, que descubrirá este secreto junto a su amigo Damián, tendrá que decidir si echar una mano a esta familia que está pasando por un momento complicado.
Mi vecina es una col
Mi vecina es una col es un libro sorprendente y arriesgado. Sorprendente porque nada te hace sospechar el misterio que esconde la pintoresca familia de vecinos, y arriesgado porque se atreve a tratar temas como el abuso escolar, el suicidio, la depresión, el duelo y la eutanasia. Todo de forma cuidadosa y metafórica, con sutiles toques de humor, componiendo una bella historia sobre la que reflexionar.
«Nada más entrar me quito la chaqueta. No sé si es esta casa o son los nervios. Las gotas de sudor me bajan por la frente. Estoy muy cerca del salón. No veo nada porque la puerta está cerrada, aunque puedo oír los gritos de don Pimiento al descubrir que Damián está dentro de la casa. Parece que vienen de la cocina.
—¡Fuera de aquí! ¿Acaso te he dado permiso para entrar?
—No, señor. Solo quiero pedirle perdón. He vuelto a comprobarlo y le he cobrado más tomates por error.
Pobre Damián. Por mi culpa podría estar en peligro. Aprovecho que don Pimiento está de espaldas y abro la puerta del salón para averiguar qué hay dentro.
Entonces las veo.
Los macetones que ayer estaban vacíos ahora tienen algo plantado y no son precisamente flores»
Mi vecina es una col, Ana Laura Ruíz Padilla
Si quieres leer más reseñas sobre libros con familias peculiares, te dejo aquí la de Treinta y tres días antes de conocerte, de Paloma Muiña.
Abrazos de coliflor